Ando

Inepto. Alterado. Mal humorado. De recorrida por la ciudad imagino un muro que me transporta a la luna que me termina enamorando. Un mar que vi un par de veces. Ahora una ansiedad que no me deja estudiar. Una adrenalina que sale de mi inercia estática que me genera alteración mental. Un faso, una botella de vino. Un sabor que no encuentro. Una parálisis que me tiene atrapada. Quiero eso que veo adentro de mi cabeza, que está en algunas de mis películas. Un ladrido que me despierte. Una cama que no me atrape. Viento en la cara que me haga llorar. Sabor a tierra mojada.
Me subo a un columpio imaginario y me veo vestida con palabras redondas y números sietes. No bailo el tango y me da lo mismo. No me inspira lo intelectual. No me atrapa la formalidad y lo que no se mueve me oxida la cabeza. No tengo ganas de revelaciones importantes, apenas se cocinar y me gusta hablar sobre nada. No tengo situaciones complejas en mi cabeza. Y el tiempo, hoy. Se volvió inepto. Alterado. Y me guardo las ganas de provocar alteraciones por miedo a romper situaciones. Y planeo detrás de mis ojos una huida nocturna a un mundo alterado donde el movimiento atrapa: árboles verdes y un cielo naranja. Yo tirada o caminando, da lo mismo. Ando.