Buenos Aires: ¡Let´s all get black!

Tentación afrodisíaca la del asfalto porteño derritiendo la suela de los zapatos mientras la piel se nos chamusca y pega como chicle a la ropa. Y el más mínimo roce con otro cuerpo nos llena de repugnancia porque la transpiración es también olor. Las manos se nos derriten de a poco, todo se transforma en transpiración. Y por debajo de la ropa, sentimos como la ultima gota de transpiración resbala por la piel para ser absorbida por el mismo calor.
Evita tocarme.
Y caminar descalzos nos lastima hasta los huesos, somos fósforos. Todo arde... la 9 de Julio arde, él quema, yo ardo.
Evita el subte, los colectivos, lugares chicos... pero sin embargo te colgas de cada rayo de sol para broncearte. Pareciera que la carne cuando esta cocinada se ve mejor que cuando esta cruda. Y te compras una botella de aceite para freír papas fritas y lo desparramas pausadamente por cada pedazo de cuerpo, brillas en el piso panza arriba mientras el sol te absorbe y te deja chamuscada.
Pero estas feliz, ¿no?.
Soy de las que se aburren al sol, tirarme al sol mientras me siento consumida por el calor, y el cuerpo de a poco se me va desarmanado. Primero las piernas se pegan al suelo mientras se van derritiendo, intento moverlas. No puedo. Los brazos se me desparramaron en el suelo... el fuego te come la piel. Preferiría reservarme esta sensación para cuando Luzbelito me invite a conocerlo.
Pero sin embargo he visto como una amiga desapareció entre el sol y la tierra... no se si fue por el Panafricanismo, o Witney Houston, pero quería ser “negra”. Se ato a dos palos, como espiedo... y se cocino hasta los pulmones un medio día mientras yo tomaba Coca Cola con Hielo.
Yo le ofrecí crema Hinds, pero no quiso, tampoco Nivea.

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