Lo que le duele a Noemí

Irvine Huang
A veces, en realidad muy pocas veces Noemí respira tranquila cuando los pensamientos que la inundan siempre, la dejan en paz. 

En paz y tranquila porque el dolor relajado de alguna manera absurda, muy absurda, duele menos que el que presiona y corta el aire. 

Así que a veces, muy pocas, Noemí se sienta en el balcón de su palacio y se pierde en un mantra aprendido y repetido para que el dolor que ahora tanto duele, se relaje. Se relaje y apriete un poco menos todo lo que nunca deja de doler. 




1 comentario:

Alfa de Orión dijo...

La primera Noble Verdad. El sufrimiento existe. Noemí está en el camino. Y el camino no está en dejar de sufrir, sino en descubrir que no nos permite avanzar. Meditar ayuda.

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