El tabaco dulce se condensa en pensamientos dulces

El humo las invita a reflexionar y por ser prohibido la mente se excita más. El tabaco dulce se condensa en pensamientos dulces. Tanto que las tres se pierden en el último átomo, el último átomo dulce que logran contar antes de entrar en donde no hay Dios sino ellas.

Solo ellas y lo que piensan, lo que hacen y tal cual son. Ese mundo melancólico de las hormonas femeninas y la intensidad con qué los sensaciones se sienten (...)

- ¿Si es justamente por eso?, pregunta Simone.

- Y si es por la melancolía de las hormonas que entendemos la electricidad de las sensaciones de forma diferente, de forma profunda. Delicada, tan delicadamente que no soportaría lo que el viento borra o lo que la tierra tapa.Tan sutil, frágil. Tan sensible, tan delicadamente sensible que podría pintar de verde el sonido de las hojas amarillas cuando vuelan.

Cuando caen.

Cuando mueren.

Prender fuego una mirada, inundar de caricias las palabras dedicadas, llenar de lágrimas todos los anhelos infinitos por los que las mujeres amamos sin medir.

Sin leer las consecuencias.

Sin saber todo lo que puede lastimar, todo lo que va a lastimar.

Y si lastima (...) que más da porque de todos modos vamos a dejarnos atrapar por el humo que deja el viento cuando nos lo ha quemado todo buscando de nuevo ese anhelo por el cual nuestras hormonas sienten la electricidad de las sensaciones de forma diferente.


Rosa Luxemburgo, Simone De Beauvoir y Emma Goldman en la playa, fumando pipa (1930’s.)

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