El de los extracomunitarios


Un sucio azulejo en la comisaría empaña su libertad en este abrupto paisaje que osan llamar el de los extracomunitarios. Aquí, donde su documento vende su identidad mientras la inteligencia secreta caza ilegales con alas que tienen forma de topmanta, pakis con pulmones de rosas o chinos con energías de jugueticos de luces que tiran al cielo cerca de Plaza España. Y los guiris no entienden de estos tornillos sueltos que andan por Barna, con sandalias y faldas rumanas.
Una patada al negrito, a la de la limpieza que es latina o a la rusa que viene por ahí. Al brasileño transexual o al moro por moro. Maldita vida loca que los lleva pá arriba y pá abajo en patera o en avión, con cara de turista y una familia escondida que quiere llegar al mundo de las delicias primermundistas. Y un sucio azulejo en la sala de espera de emergencia empaña su libertad, y los sueños se empiezan a ir cuando cuesta respirar con esto de vivir del contrabando. O la nigeriana de 15 que se prostituye en las Ramblas o la rumana en San Antoni y la argentina desde Loquo.
El paisaje de los vencidos camina por el Borne, se estrella en una esquina, lo graban en Youtube, se prende fuego y sale en las noticias justo después de cuidado con las carteras y antes de los índices del desempleo.

Lo he visto todo

Lo he visto todo. Vi todos los colores, probé todos los sabores, he visto caras alegres, caras tristes, caras de viajeros y de gente que ya llegó. Lo he visto todo. Lo he visto desde detrás de una ventana, lo he visto cara a cara, desde un tren y un avión. He visto África, he visto Europa, he visto América, he visto Asia, he visto pobres y ricos, he visto guerras y besos. He visto mujeres bellas y hombres que quieren ser mujeres bellas. Y mujeres que quieren ser hombres. Y hombres que aman a mujeres, y mujeres que aman a hombres. He visto flores y árboles, he visto lluvia y arco iris. He visto montañas, he visto miseria, he visto bondad. He visto euforia, he visto tristeza. Lo he visto todo. Te he visto a ti, he visto a ella pero no me he visto a mí.

Cuando el futuro llegue

Cualquiera de estos días llegará el futuro y te preguntará cómo van las cosas. Le responderás que están muy bien, que lees los periódicos todos los días, que tenes dos hijos, un perro y que no faltas al trabajo ni un día. Y entonces te preguntará si sos feliz. Y le responderás que estás en eso. Y volverá 20 años después y te preguntará de nuevo cómo van las cosas. Y le responderás que están muy bien, que miras televisión, que tenes tres nietos, el perro ya se murió y que estás por jubilarte. Y entonces te preguntará si sos feliz. Y le responderás que estás en eso. 15 años más tarde llegará el futuro a preguntarte de nuevo cómo van las cosas y le responderás que estás muy bien. Que ya no miras televisión, que tienes 5 nietos, que todavía caminas y que extrañas a tu mujer. Y entonces te preguntará si sos feliz. Y le responderás que estás en eso.

Hard to answer

If you had the key to set you free, what would it be?
Is it a house, is it a car, the man asked me twice.
Walking home not alone? An stair up to the sky?
Or is it God face on a portrait?
If you had the key to set you free, what would it be?
Is it a lottery ticket or pills to keep you happy.
If you had the key to set you free, what would it be?, the man insisted.
If you had the key to set you free, what would it be?

Shh

Tenía muchas ganas de decirle muchas cosas.

Uno de esos golpes de sinceridad de los que luego se arrepiente uno. Tenía nudos en el estomago que le hacían doler si seguía callada, pero se preguntó qué dolor dolería más, ¿el de un estomago o el del un corazón roto?.

Shh, se escuchó.

Y se calló la boca, se calló las ganas, se calló los sentimientos.

Y entonces un día todo le explotó por dentro, y se arrepintió. Y salió corriendo a buscarlo, a decirle lo que cargaba desde hacía tiempo pero el no le entendió.

Y ella lloró tres días seguidos y el la consoló tres días y después se marchó.

What I have

I have a world version that excludes your wife,
I have a big bed and the wrong man,
I have a one life trip and no ticket,
I have six extra kilos and two white hairs,
I have a bank account and no millions.
I have a job and a boss.
I have a balcony and seven green plants, yet no red flowers.
I have friends, a bike, books and corn flakes.
I have love, hate, passion and depression.
I have a silly laugh and a silly dance.
I have music, colours and films.

A punto medio

Mi vida es un punto medio entre los que se animaron a todo y los que se inmovilizaron ante todo. Soy un bricolaje de conclusiones literarias, de fotografías robadas, de música, de ganas, deseos, miedos, superaciones, frustraciones, altibajos, pasiones e Ibuprofeno. Me gusta el sabor del color naranja en todas sus expresiones. Atesoro todos los recuerdos y lo recuerdo todo. Soy mujer medieval con alma modernista, cuerpo consumista y mente ambigua, me presto a varias interpretaciones y me divierte. Pienso constantemente en llenar mis mil vacíos expuestos, no creo en religión, no creo en las terapias, no creo en alternativas. Soy tajante en cuanto a la naturaleza humana, tanto que se que abono elegir para que mis plantas tengan flores.

The Vatican

I like a boy who likes a girl, who likes a girl who likes a girl, who likes a boy who likes a girl and a boy, who likes a boy, who likes another boy who likes a girl, who likes a boy who likes little boys.

Si señores compradores

La sensación más absurda de todas es la de la libertad de sábado a domingo. De lunes a viernes trabajamos para volver a comprar esa misma sensación absurda de libertad de sábado a domingo.

Maldita luz - fotofobia

9:15. La luz no me deja ver, me deja casi ciega. Sea artificial o natural, me provoca lo mismo; una sensación que me corroe el iris, como una grieta que se abre poco a poco, y se come un pedazo. Me seco como una esponja al sol. Algo se oxida por dentro. No me deja hidratar. Abro los ojos a las ocho de la mañana cuando suena el despertador, y los siento rasgarse apenas enciendo la lámpara. Si son sesenta voltios de luz contra la cara, la vista se me quiebra por siete minutos. Exactos siete minutos: no puedo controlar el parpadeo. Necesito humedecerme constantemente, es involuntario. Las glándulas lagrimales me arden. Lloro. Los vasos sanguíneos se vuelve intensos y me pica la cornea, como si tuviese sal en el glóbulo. Siento piedras, algo adentro. Me genera nerviosismo. Duele. Ambas pupilas se reducen y siento el iris romperse. Una simple sensación que se repite con la intensidad de cualquier luz. En menos de un segundo y cualquier destello me genera fotofobia, y una adoración pagana por la oscuridad como en la película "Los otros", pero versión cotineidad adversa a la fotosíntesis.
Publicado en www.calabria164.com
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