El no se acordaba que estaba haciendo antes del accidente en el auto. Ni idea a donde iba, ni tampoco de donde venía. Tenía la cedula de identidad: Lucas.
Se acercó otro policía a la ambulancia con un adoquín en la mano. Encontramos esto adentro del auto, sobre el asiento del acompañante, en el baúl hay otros 30 adoquines. ¿Qué hace con tantos adoquines?
Una mujer con otro adoquín se acercó al policía y le dijo que alguien una hora antes le había tirado un adoquín desde la vereda y le había roto el vidrio de la ventana de su casa. El adoquín cayó sobre el televisor y lo había aboyado. Cargaba con el adoquín para mostrarlo como prueba.
El policía se acerco a Lucas y le preguntó porqué le había tirado un adoquín por la ventana adentro de la casa.
Lucas estaba perdido. No tenía ni idea de nada. Lo último que tenía en la memoria era el enfermero curando las heridas que tenía en la cabeza.
Cuando la señora mostró la piedra, se acercó también un hombre mayor con otro adoquín y dijo que se lo habían tirado ya hacia unos días y le había roto el vidrio de la ventana de la casa. Después de un rato ya eran como 27 personas a las que Lucas les había tirado adoquines adentro de sus casas.
Lucas fue internado en el Hospital Pirovano, tenía perdida de memoria. 5 Días mas tarde se ubicó su paradero. Una mujer de 45 años lo pasó a buscar. La policía le hizo un par de preguntas. Los adoquines los había sacado de las plazoletas que están en Echeverría y Zabalía. La cuestión es que ni Lucas, ni la policía supo nunca porque había arrojado esos adoquines a esas personas.
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