Lara Zankoul |
Voy a transformarme en tu insecto más preciado, en el más preciado de todos y no habrá noche ni día en el que quieras soltarme por haberme ya soltado. Y me transformaré en la cáscara de todas tus lastimaduras cuando haya cicatriz y en las uñas que te crecen en los pies.
Seré tu muela del juicio cuando duele, cuando te duele de noche y no puedes dormir y lo que te pica, cuando te pica y no te puedes rascar.
Seré también la ampolla que te irrita en cada paso que das, el ácido de tu estómago que nunca vomitas. Seré el recuerdo amargo cuando pruebes otros besos y pienses en los míos dulces que ya no están.
Seré ese olor que no te puedes sacar de la garganta cada vez que tragas y el grito que nunca vas a callar cuando te dije te quiero.
Así que seré el tiempo, todo tu tiempo cuando tu tiempo era bueno, toda el agua que te falta por beber y la comunión de todo lo que no fue y pudo haber sido por eso de tener el corazón demasiado hambriento.
Demasiado carroñero, pensó Paula.
Seré tu insecto carnívoro y hasta que no te coma el corazón, todo el corazón y lo que te sale de adentro, no me vas a doblegar porque soy la que más te quiso y ahora estoy viviendo sin quererte olvidando que te quise.
Luciana Salvador Serradell
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