Por esa falta de respeto, te levantas Luciana


Por esa falta de respeto que hace que todo duela cuando duele todo, te levantas.

Por cada una de las mentiras que te comiste con los ojos cerrados y el corazón abierto. Abierto. Tan abierto. Abierto de par en par queriendo hasta el punto rojo del infinito. Te levantas.

Te levantas.

De pie y arriba. Contando de uno en uno los engaños que te cantó al oído suave, suavecito y con caricias en la cocina de la casa nueva, en tu patio de flores blancas, en el comedor con la mesa puesta o paseando el perro que ya no te recuerda. Te levantas.

Te levantas y no olvidas para jamás permitir que el desprecio te vuelva a peinar la cabeza con trenzas que duelen. Te levantas por el menosprecio con el que empapeló tu manera de querer. Tu querer tan alegre, sano y bonito, te levantas.

Te levantas MUJER.

Por la humillación con la que te arrinconó con todos los recuerdos con los que te manipuló, te levantas. Te levantas firme, con las rodillas rectas y la mirada hacia adelante.

Por la frustración en la que te empujó por la espalda de tu querer sincero, te arrastró por los pies que solo saben ser fieles, te arrojó desde lo más alto de tu cuidar honesto, te embarró de sus frustraciones para apagarte tu luz y te vistió de miedo, culpabilidad y tristeza para él librarse de lo que es. Lo que realmente es.

Primero te sacudes la ansiedad, la ira y esas horribles ganas de llorar y te levantas. Siempre te levantas mujer. Siempre que si no lo haces tú, aprendiste que nadie lo hará por tí.

Por el dolor que te regaló por eso de sacarte de tu propia vida y regalársela a otra, te levantas. Te levantas Luciana. Que todo eso que construiste ya no te pertenece y lo que toca ahora, será una vida bonita mujer. Una bonita vida.

LSS


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