Los qué tal de Aroa

Alexandra Sophie
Qué tal si un día dejo de escribir y me prendo fuego en un papel de celofán, pensó Aroa. Qué tal si me termino creyendo una de esas historias que siempre te cuento, que siempre digo, que nunca escribo. Qué tal si dejo de pensar en mis qué tales y te pregunto qué tal vos. Si no me subo al tren mañana por la mañana y dejo de usar la misma dirección.

Pero no se lo preguntó.

Qué tal si un día me asincero, me corto el pelo y me voy de aquí. De aquí y contigo. Qué tal si esta noche de miércoles no dormimos y me das esos mimos que tenemos planeados los domingos. Qué tal si no me peino y dejamos de combinar los colores con las circunstancias que resbalan cuando buscamos un punto donde sujetarnos cuando todo cambia. Cuando todo cae.

Cuando todo termina.

Qué tal si buscamos esa pizarra y hacemos una línea plana hasta el paraíso de los dos. Qué tal si dejamos de pensar en esto y nos volvemos más humanos. Y qué tal si mis qué tales son tales para no decirte nada, cuando tengo tanto que decirte.


Luciana Salvador Serradell

No te lo voy a permitir

Alex Stoddard

No voy a permitir ni un minuto más que te quedes sentada,
ahí sentada como embobada,
terriblemente embobada
porque no te sientes capaz de levantarte,
levantarte, pararte y salir.

No.

No te voy a permitir ni un segundo más,
ni uno,
que te quedes con la palabra en la boca,
el estómago cerrado y las ganas atrapadas,
atrapadas de nuevo y una vez más
por eso que te inquieta,
que te inquieta y te deja quieta.

No.

Hoy no te vas a dejar estar con la cabeza en remojo,
como un saco de té de lunes,
las ideas atadas y los brazos cruzados.
No porque hoy vas a salir corriendo y te vas a ir lejos,
tan lejos que no vas a encontrar de nuevo el camino
para volver,
volver a todo esto.

A todo esto que te desposa y te deja así,
sin más ganas de mariposas,
sin consecuencias dulces,
sin los riesgos de caminar descalza y a oscuras.

Sin los músculos relajados después de forzarlos,
sin la transpiración de las manos cerradas,
sin la sed cuando hay agua.

Sin las cosquillas del sol que atraviesa tu ventana,
sin la catarata de palabras en una hoja que deja de estar en blanco,
sin el ruido de las teclas cuando se hace rítmico,
rítmico y te transporta, te llena, te alegra.

Sin un billete de ida y otro de vuelta a cualquier otro lado,
sin el alivio después de tomar aliento,
sin esa sensación de por lo menos haberlo hecho,
sin remordimientos por lo que dejas,
cuando lo dejas todo por eso de hoy querer sentir todo.

Luciana Salvador Serradell

Ahí va Olivia de nuevo

Elena Vizerskaya
Voy a caminar alrededor del planeta hasta encontrarte y si te escapas o te pierdes, pensó sin decírselo a nadie, allá voy de nuevo.

Y de nuevo va con zapatillas o descalza, da lo mismo porque así es Olivia cuando pierde la cabeza porque el corazón a alguien, la primera vez que se enamoró, se lo dio.

Y entonces Olivia hace y deshace todo lo que estuvo antes del instante, ese en el que se vuelve impremeditada y el de las casualidades intencionadas que siempre hace que alguien converja en el marco de la puerta de salida de Olivia y Olivia pierda la cabeza.

Pierda la cabeza porque el corazón alguien, la primera vez que se enamoró, se lo rompió.

Luciana Salvador Serradell


Lo difícil de conciliar en el corazón de Florencia

Es difícil conciliar lo que es con lo que pudo haber sido, sintió anoche Florencia, justo antes de que sea lunes y al principio del final de lo que fue y no fue. 

Es difícil, pensó. Difícil, repitió.

Repitió en voz baja cuando las ilusiones se le agolparon de golpe y sin aviso en un costado del corazón, en ese rincón donde guarda lo que nunca será para dejar espacio a todo lo bueno que ahora vendrá.


Luciana Salvador Serradell

Il cuore di Florencia

É difficile far conciliare ciò che è con ciò che possa essere stato, sentì ieri sera Florencia, proprio prima che fosse lunedì e al principio della fine di ciò che fu e non fu.

É difficile, pensò, Difficile, ripeté.

Ripetè a voce bassa quando le illusioni le si ammucchiarono d'improvviso e senza avviso, in un fianco del cuore, in quell' angolo dove lei mette da parte ciò che non sarà mai per lasciare spazio a tutto ciò che di buono adesso verrà.


Traducción: Magdalena Facioni Stiles

Le carezze studiate di Bruna

Kalie Garrett

Non sempre Bruna se la sente di innamorarsi. Non sempre.Non se la sente nemmeno di affondarsi nell'odore della solitudine, ma desidera rimanere nella sua stanza ogni volta che qualcosa le pesa piü del normale, quando per lei ë abituale che niente le pesi. E molto meno la carezza studiata del vento che esce dalla sua bocca quando dice ti amo.


Traducción: Magdalena Facioni Stiles & Lúcio Burucúa

Il gioco di Carolina

Saul Leiter
Stamattina, prima delle nove, Carolina ha ricominciato ad abilitare il gioco delle endorfine per concentrarsi , cammino al lavoro, durante i quaranta minuti, nelle carezze che il cervello regala al corpo quando le voglie cominciano ad amarlo.


Traducción: Magdalena Facioni Stiles
El juego que juega Carolina



















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