Miwa Yanagi |
Amén.
Y así hasta que se hizo grande. Grande, grandísima y las hadas no aparecieron nunca. Tampoco las princesas.Y lo que fueron cuentos felices terminaron siendo infelices. Infelices cuando Rapunzel padeció caspa, Caperucita Roja llamó al delivery y lo de Cenicienta no fue por culpa de una manzana sino de un coma etílico.
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