Suena el teléfono y Martina no lo
atiende. Tampoco el timbre de la puerta y ese pensamiento que se vuelve denso
cuando lo quiere apagar.
A Martina le pasa que los domingos se da
cuenta de todo lo que quería hacer y ese punto final de mandar todo al carajo, que
le pone a todos sus principios antes de empezar. Y entonces Martina a las siete
entra en crisis.
Ahora.
Toma aire. Como en un ataque de pánico
mental. Y culpa a todos mientras reparte reproches personales al teléfono que
suena, a la puerta que golpean, al pensamiento denso que le huele a suavizante
y le molesta.
A todos.
Y a todos les grita con esas fuerzas,
esas fuerzas tan de adentro suyo que no se gastó en todo lo que quería hacer
hasta que se da cuenta que es ella la culpa.
¡Soy yo!
Soy yo la que se aparta de lo planeado y no
porque otro me empuja, si no porque voy tanteando. Martina va probando eso de
qué tal y si mientras tanto, por ello menos mal que hay días negros para ver
las cosas claras, pensó.
Por Luciana Salvador Serradell
Por Luciana Salvador Serradell
1 comentario:
Acabo de descubrir el sitio y puedo decir que me encantó.
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