De verdad te quería. Te quería muchísimo. Con locura. Con demasiada locura. Te quería las 24 horas, de lunes a lunes y especialmente los domingos. Te quería incluso cuando dormía, era ahí cuando te tenía. Pero cómo podía seguir viviendo si la pasión empezaba a quemar. Me estaba quemando por dentro. De verdad te quería, te quería tanto que me prendí fuego. Se me quemó el corazón. Te quería. Ahora ya no te puedo querer más, no tengo con qué.
2 comentarios:
Qué hermoso.
Dolor, dolor, dolor. Que más dolor que suicidarte con fuego, sobrevivir, no tener nada para pasar por la Unidad de Quemados del Valle, y sin embargo perder la capacidad de amar, y sentir todo el dolor.
Sobrecoge.
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