Esta es la historia de la niña con voz de búho que se enamoró del mar apenas lo vio. El ruido de las olas le cantaron al oído una canción de nana para animarla a dejar la orilla. Nunca había estado cerca del mar tan sola, tan sola. Su sal se transformó en compañía, el reflejo en su espejo y dejó que el agua le acariciara los tobillos cuando el mar prometió no soltarla jamás.
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