Las galletitas de agua de Orfelia
Orfelia come una galletita de agua que
hace ruido cuando la muerde. Mientras tanto una gotita intenta
escaparse de la canilla justo después del último subidón y del que
viene después. La pava espera un hervor nupcial y la taza ya está
cargada con ese saquito de té verde pendiente de todas las mañanas y las dos cucharaditas de
azúcar que siempre engordan cuando empieza el otoño. Orfelia vuelve a untar de mermelada roja otra galletita de
agua, de nuevo mastica y hace ruido cuando la muerde. El mismo pero
diferente que hacen las hojas que se caen y raspan la vereda. El de las plantas en otoño y el mismo que hace la cabeza cuando no entiende y suena a algo que se rompe. Algo que cae desde lo más alto, que se
alza al vuelo y de todas formas cae al suelo. A una galletita de agua que siempre que se come, se rompe. Es que la cabeza de Orfelia cuando no entiende, suena a un mordisco seco.
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