bosquedeluciernagas
Cuentos & relatos cortos de Luciana Salvador Serradell (momento FOTOGRAFÍA)
Por esa falta de respeto, te levantas Luciana
Lo espectacular de Karla
Quise jugar a hacer algo espectacular. A comerme el mundo de un bocado sin respirar. A tocar el sol con los dedos. A regalarme todas las promesas que me vine haciendo por eso de especular y siempre salir perdiendo. Siempre.
Quise dármelo todo. Todo. Merecérmelo por el pasado que me aplasta y este presente tan efímero que me obliga a lo liviano de los pensamientos pesados para poder caminar. Respirar.
Quise dármelo todo por el futuro que no me conecta con mi necesidad tan torpe de querer estacionar lo que siempre pierdo. Lo que siempre olvido. Lo que se va. Lo que nunca llega.
Quiso hacer algo increíble. Para ella. Para aprender que no es hacer. Que lo espectacular, lo increíble es Karla. Es ella. Es ella cuando lo pierde todo y esa torpeza tan simple de intentarlo siempre. Volver a intentarlo de nuevo cuando todo sale mal.
Luciana Salvador Serradell
Los derechos de Marta
Con “m” de amor y Martina
Por Luciana Salvador Serradell
El aburrimiento dedicado de Marta
La noticia de Olga
Alfred Stieglitz |
Ayer viernes recibió una nota escrita con palabras suaves, de esas que lastiman sin doler, diciendo que se va a morir. No ahora, tampoco mañana o inmediatamente pero pronto. Igual que cuando murió él. Se pierde, se deshidrata y no se acuerda de muchas cosas y todo deja de existir, como si nunca hubiera vivido.
La noticia de la carta la inundó un rato largo y después se olvidó.
Se olvidó hasta el día siguiente cuando leía un libro sintiéndose completa con el sol dándole en el cuerpo. Con el calor en la cara. Con las cosquillas del día. Con el aire de estar viva. Con la certeza de ser ella.
Olga bebió agua y volvió al sol llena de preguntas sobre nombres e historias, sintiéndose más vacía que nunca.
La oda de Marina a los animales que se van
Katerina Plotnikova |
Que mala es la gente. Que mala es la gente que no te supo abrazar, que no te supo cuidar. Que no te supo querer con la misma sinceridad con la que tus ojos se rindieron para dejarte partir. Para no estar más aquí. Para dejar de sufrir.
Que mala es la gente que se olvida de querer las cosas bonitas de la vida, al prójimo, animales y plantas. Que mala es la gente, pensó Marina esta mañana justo después de ver el Instagram y dos vídeos en YouTube.
Que mala es la gente, suspiró de nuevo Marina en su cabeza y pensó en voz alta qué hacer para compensar eso de los desequilibrios de mucho querer, con el corazón abierto y los ojos llenos de lágrimas, y el poco hacer detrás de una pantalla y el botón del play.