El cachondeo del amor
Se despertó a las diez y era la
primera vez. Ismael cantaba a Ismael y de las sábanas salió oliendo
a mermelada de arándanos y fresas, la piel suave y los pulmones
llenos de aire. Se lavó la cara sin querer, los dientes también. Un
café negro y se sentó frente a la ventana del comedor a volverlo a
oler, del otro lado del vidrio se pasea un pez con siete patos. Una
nave espacial se da la bienvenida en la acera y hombrecitos de otro
lugar pasean en bus. Y el tiempo canalla, el que la dejó con ganas
de más, colgó su reloj en ese cuadro de Picasso y se fue de
vacaciones a Málaga.
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