El aficionado
Te vi y me viste. Me acerqué y te fuiste. Me fui y viniste. Cómodo, discreto, aficionado a mis ojos calibre 25. Te sentaste y me invitaste. Acepté y me contagiaste. Divertido y creyente, algo tenía que pasar. No hubo introducción, todo era especial. Aire dulce y sabor a caramelo, fuiste mi alimento. Hacía frío y tenía calor. El olor de tu piel fue suficiente para mil noches de amor sin sobras después de las ocho. Todo fue en cámara lenta, también cuando te fuiste a ninguna parte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario