Regina
Hay un punto, un punto pequeñito que crece. Ella lo sabe. Tan pequeñito, tan chiquitito. Y la transforma. Ella cambia. El puntito se estira y ella se estremece. El puntito pequeñito se anima y ella se ve diferente. Con miedo. Mucho miedo. Con alegría. Más mujer. Y el puntito vuelve a crecer y ella lo nota. Y Regina cambia. Su piel se vuelve porcelana, sus pechos fuertes, sus manos suaves, sus pies firmes. Incluso su voz. Sus ánimos tienen nuevos objetivos. Sus locuras se calman. Su futuro ahora es doble. Y el puntito se lleva todo su cielo desde que apareció. Y ella le dedicó sus pasos desde el primer día en que lo sintió y también lágrimas. Y lo acarició con el pensamiento un millón de veces antes de tocarlo. Y le cantó canciones, le adivinó los rasgos y le puso mil nombres antes de elegir Pedrito.
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