La vieja argumentaba del otro lado de la puerta que el amor era el remedio calificado para esa dolencia cardíaca que la tenía tumbada moral, física y psicológicamente. ¿El amor?, preguntó como acto reflejo. Prefiero una sobredosis de Ibuprofeno antes que un chute de amor, le respondió. Esa tarde se gastó 278 euros en ropa... el placebo ideal después de tragar dos pastillitas de 600 gramos de Ibuprofeno.
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