Sucede
El cielo dibuja goteras y lo pinta todo gris, como si supiese que el corazón hoy no se siente bien, tampoco mal, pero anda enredado. El espíritu no sale de la pausa y los pensamientos, esos que pesan mucho, andan desfasados. Sino se lustra ahora, no se lustra más. Es lo que pasa cuando el desequilibrio es perfecto, resbalarse, dejarse caer y olvidarse de la culpa que tienen las adicciones del corazón. Una insinuación perfecta de su inconsciente más lastimado para despedirse de sus delirios. Era hora de dejar ir las ilusiones.
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