Baudouin Winckler |
Que no vuelven.
Que se van.
Que se escaparon. Que la dejaron.
Y luego (...) un par de días después. Dentro de tres domingos, se dispondrá a acariciar con el pensamiento desinflado lo que se fue cuando la puerta se cerró y que no regresa cuando el corazón echó llave.
Y no lo hará. Tampoco volverá en mayo o en abril y mejor así porque en julio Ana sabrá que es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección.
Luciana Salvador Serradell
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