Historias verdaderas: Cuernos & Castidad

Un amigo ecuatoriano que vive en Buenos Aires está impresionado con la histeria porteña. Yo le dije: “No es histeria porteña, es idiosincrasia argentina”. Algo así como una forma de vida. El hábito empieza a los 17 y pasados los 30 todavía perdura. Así somos los argentinos. Dos géneros histéricos y obvio, cada uno a su manera. Pero se entiende: “Los argentinos somos lindos”, (modestia aparte) y si el fin es el sexo, resulta entretenido analizar los caminos que justamente no llevan a Roma sino al telo. Ciertamente si llegué a escribir esta columna es porque yo también estoy impresionada. ¿El mundo cambió estos últimos meses o acabo de salir de un gran tapper térmico? (Los que me conocen no necesitan responder esa pregunta).
Pero es imposible no contar lo que veo, no es que haya sacado grandes conclusiones pero si entiendo un poco más. Ellos le tienen miedo al “chico nuevo que trabaja con ella”, ellas a la “ex” de su chico. Un 5% de las personas que conozco están de novios. Un 2% va y viene (un mes está de novio y al siguiente ya se tentó). Un par de cuernos es el accesorio que mejor viste al argentino.
Lo entretenido de los cuernos (no cuando uno es el cornudo, ¿lo habré sido?), sino cuando sabes que se los están clavando a otra/o, es ver y analizar la mentira. Un amigo tiene dos chicas, una rubia, otra morocha. Con la rubia esta saliendo hace dos meses. Con la morocha desde mayo. El sábado lo vi con la rubia. “Me encanta”, dijo ella. El martes estuvo con la morocha. ¿Culpable o inocente?. No hay mejor ciego que aquel que no quiere ver, lo digo por la rubia y la morocha. En cuanto a mi amigo. Mientras sea fiel... (se entiende) fiel a el mismo: el mundo seguirá dando vueltas. Él les mete los cuernos a sus dos chicas. La morocha tiene una amiga que también le mete los cuernos a su chico. Ella es fiel a ella misma. Si quiere estar con él, está. Si no quiere, no está y se va con otro.
Los hombre jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran. Y a cualquier mujer le gustaría ser fiel, lo difícil es hallar el hombre a quien serle fiel.
Después de la noticia de los cuernos viene el tema de la escoba para barrer los pedazos rotos de esos corazones cornudos. Cuando aprendes la lección te das cuenta que es mejor preservar el corazón en el freezer. Con candado (doble cerradura sí es que venden). Pero claro, uno es humano y arriba de los huesos esta la carne, y la carne no se conforma con una ducha de agua fría por más que uses jabón aromatizado.
Entonces surgen las relaciones “Sex on the City”. El amor es la respuesta a todo pero mientras uno lo espera, el sexo te plantea unas cuantas preguntas (lo leí en algún lado). Mejor responderlas.
“Con este pibe hago todas las cosas que con mi novio ni haría”. Hace dos semanas conoció a “Scanio”, un camión con acoplado y todo (así lo definen quienes lo conocen). ¿Qué hace con el pibe que no haría con un novio?. ¿Qué pasó con el feed-back de los noviazgos?. Me pregunto cómo saber si una tiene un buen noviazgo.
El análisis de una buena pareja apunta a varias variables: Humor, comunicación, atracción, pasión, confianza, ¿castidad?. Unos piensan que “el compromiso de los cuerpos” es fundamental para que la relación funcione. Después están las parejas que se casan ambos vírgenes. Existen porque los conozco. Pregunto: ¿Una de las supersticiones del ser humano es creer que la virginidad es una virtud?. Voy caminando por la peatonal Lavalle. ¿Cuántos de los que están acá son vírgenes?. La analogía que me viene a la cabeza es la del oso panda en extinción. Pero claro, la idiosincracia argentina mezclada con sexo argentino es una trampa de la naturaleza para no extinguirnos.

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