El corazón de la langosta


El corazón de la langosta 
Estoy aburrida.
Aburrida, aburrida.
Aburrida.
Y tengo la sensación de querer meterte en una capsula del tiempo para reservarte eternamente a todos los antojos que de vos se me puedan ocurrir cuando deje de aburrirme de quererme demasiado.
Por quereme demasiado.
Demasiado tanto tiempo.
Y empezar a quererte solo a vos de día y de noche, los doce meses del año y todos los segundos del reloj que te meterá en mi capsula del tiempo para preservarte tal cual quiero quererte cuando decida quererte más de lo que disfruto ahora no tenerte. Luciana Salvador Serradell

El corazón del caracol



El corazón del caracol (...)
Bésame,
bésame,
bésame.
(...)
Bésame,
bésame.
(...)
Bésame,
bésame,
bésame.
(...)
Bésame,
bésame,
bésame
(...)
Mucho.
Luciana Salvador Serradell

El corazón de la avispa



El corazón de la avispa (...)
Qué pasa si me acerco demasiado.
Demasiado cerca (...)
Si vuelo muy bajo.
Tan bajo que no vuelo.
Si me arrastro para alcanzarlo.
Para alcanzarte.
Y sino está lejos.
Si está acá. Está cerca.
Demasiado cerca y tan bajo que caigo por
alcanzarlo.
Alcanzarte (...)
Y si está adentro mío. Y si soy yo.
Si es ahora.
Si es esto y solo esto. Luciana Salvador Serradell

El corazón de la hormiga



El corazón de la hormiga
Vamos que nos vamos al otro lado del corazón para entender lo que no puedes ver.
Y sino.
Sino lo entiendes.
Prometo guardarte en mi corazón para siempre
pero adiós (...)
Que lo mejor de lo malo, es que no es lo peor. Luciana Salvador Serradell

El corazón de la hormiga



El corazón de la hormiga
Voy a guardarte en una neurona sin conexión para que no te deslices en cualquier dirección. En la primer gota de la ducha, en la tercera cuchara de azúcar y en el pliegue de mi pijama. En la luz roja del semáforo y en el olor de los pinos del bosque y del otoño de este año. En la lágrima que vino después de la risa. En la estrella de mi ventana. En el almohadón, en la manta y en los calcetines. En las sendas peatonales, en el billete del metro, en la moneda olvidada del monedero. En el jabón de vainilla. En el rosa de la lapicera, en las caricias de Clint y en la sal de las palomitas de maíz. Voy a guardarte, solo por quererte como te quiero y quererte solo para mí, en un lugar de ámbar que es solo mío, de sueños bonitos sin máscaras y sin concilios. En un lugar, un lugar que de tan mío no te vas a poder escapar pero tampoco te querras ir (...) Voy a guardarte en una caja china, en ninguna duda. Luciana Salvador Serradell

El corazón de la hormiga




El corazón de la hormiga
Voy a sacar las uñas.
Las uñas y las garras para treparme a
tu caparazón.
Ese caparazón hermético que tiene
encerrado.
Atrapado.
Escondido.
Esperándome (...)
Y desde lo alto de tu encierro, desde
allá arriba y sin miedo,
me voy a dejar caer al precipicio de
tu no se qué que me tiene así.
Así.
Idiota (...)
Idiota por ese qué se yo tan tuyo,
que desde que te vi
lo quiero solo para mí.
Luciana Salvador Serradell

El corazón de la cucaracha





El corazón de la cucaracha
Se le quemó adentro el corazón.
(...)
Tic. Tac. Tic. Tac.
Tic. Tac.
Se prendió fuego al fuego con una lágrima mojada y salada, encendió el llanto, el íntimo, y se le ahogó el corazón entero en uno de esos amores residuales. Esos que se apagan cuando todo se enciende. Todo lo encienden y lo queman. Lo poco y lo mucho de lo poco que todavía ella tenía.
(...)
Tic. Tac, y no se escuchó más. Luciana Salvador Serradell

Kokoro sale hoy en el diario

Natsumi Hayashi
El anuncio que publicó Kokoro en el diario empieza en primera persona y con un beso para quien adivina el acertijo que esconde el enredo, el enredo y este lío que tengo por debajo de mis cabellos y que ahoga mis sentencias cuando tengo que decidir y por tener que arriesgarme y no saber qué pedir, no sé qué querer.

Dos para el que me explica el jeroglífico cuando pienso y no me entiendo. Y tres besos, los tres besos más dulces en la mejilla para el que me haga cosquillas bien adentro y sin tocarme cuando le escuche decir mi nombre y por el simple hecho de decirlo que todo resulte tan natural y sincero que pueda hoy soltar, soltarme y volar.


Att. Kokoro


Luciana Salvador Serradell

El corazón de la hormiga


El corazón de la hormiga
Quiero oler tu perfume, enroscar mi olfato a tu olor, sembrarte el cuello de saliva y hacerte crecer escalofríos. Bajar por los caminos de tus huesos, acompañar los segundos con mis dedos y antes de dormirnos, justo antes de que cierres los ojos, dibujarte en el estomago lo que con las palabras no me animo a decir. Luciana Salvador Serradell

El corazón del escarabajo



El corazón del escarabajo
En el hueco de mi silencio, te estoy gritando. Luciana Salvador Serradell

El corazón de la hormiga



El corazón de la hormiga
- No.
- No me amas.
(...)
- Amas la idea que te inventaste de vos cuando estás conmigo, se lamentó y le mató las fantasías. Todas, incluso las de ella (...) por jugar con ella a quererla sino sabe querer. Quererla de verdad. Luciana Salvador Serradell

El corazón de la mosca


El corazón de la mosca (...)
Hoy no vuela.
No puede, no tiene fuerzas.
No mientras se delibera en su cabeza una batalla campal entre los hilos corruptos del destino y la cara más sensible de los planes. De todos los planes. Por eso se despertó con odio interno. Hoy lo odia todo, y lo odia de adentro hacia afuera. Odia habérselo creído tanto. Odia haber creído. Odia esto.
Romperse.
Romperse.
Odia volver a romperse.
Romperse y romperse de nuevo.
Odia romperse.
(...)
Romperse en mil pedazos.
(...)
En pedacitos que no van a volver a encajar, y sabe que le llevará un tiempo volver a volar como antes. Mejor que antes (…) Por eso hoy se permitió odiar con voluntad, sobre todo esa conversación que planeó en su cabeza. Esa en la que al destino se le dio por no seguir el libreto. Luciana Salvador Serradell

El corazón de la avispa



El corazón de la avispa
Siente su saliva ácida, está contaminada. Con la cabeza contaminada. Contaminada por forzarse. Forzarse a elegir y no a sentir. Luciana Salvador Serradell

El corazón de la mariquita


El corazón de la mariquita
Entre linda y lindísima. Entre desgraciada y desgraciadísima, así delibera su peor batalla. Esa situación que no la deja dormir, que no la deja en paz. Que la paraliza.
Ahí está.
Así.
(…)
Se queda quieta.
Perdiendo los papeles. Desdibujándose cuando los pensamientos que no quiere que le vuelven a ocupar la cabeza. Y aunque lo intente poner todo en blanco, no puede.
Y así delibera su peor batalla, la que empieza ahora. Cuando piensa e intuye. Entre lo que sabe y lo que siente. Luciana Salvador Serradell

El corazón del escarabajo


El corazón del escarabajo (...)
Patas arriba y la cabeza hacia abajo perdiéndolo todo. Lo de los bolsillos y los pensamientos que se desbarrancan cuando el postulado cartesiano que me tienen en quiebra también se invierte, y lo hace en una declaración de principios que me deja a la izquierda.
A la izquierda y patas arriba (...)
Existo y luego pienso, hoy me defino. Luciana Salvador Serradell

El corazón del bicho bolita



El corazón del bicho bolita (...)
Voy a enroscarme.
Sujetarme las piernas, los brazos y esconder la cabeza
hasta estar segura, 
segura un día de querer soltar.
(...)
Soltarte el corazón.
Luciana Salvador Serradell

El corazón de la cucaracha


El corazón de la cucaracha (...)
Voy a quererte hasta que no tenga con qué. Hasta que tenga que inventarme un invento para llegarte más adentro. Tan adentro que pueda tocarte. Que pueda quedarme. Luciana Salvador Serradell

Cuando los bichos aman, también lloran


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