Cuando Buenos Aires se levanta, Fabiana está despierta

Rikitza

¿Qué hay ahí afuera que no te deja dormir? ¿Qué es eso que te atrapa? ¿Eso que no puedes decir?

¿Cuánto pesa el algodón de tus sábanas? ¿Cuántas vueltas le acabas de dar a la llave de tu puerta? ¿Tranquila? ¿Logras estarlo?

Y el silencio, ¿el silencio qué te dice cuando te metes en la cama? ¿Con quién hablas? ¿Con quién compartes? Y si compartes, ¿lo compartes todo? Y lo que guardas, ¿para cuándo guardas?

Y cuando Buenos Aires se levanta, ya estás despierta, ¿verdad? Y las fuerzas que sacas, ¿cómo las vistes? Y los colores que eliges, ¿qué te dicen? Y los zapatos que hoy te pones son para pisar, ¿para pisar fuerte?

Y tu voz, que no se corte. Y los miedos en el bolsillo. Y la boca pintada, el pelo arreglado. Dejaste tus papeles sobre la mesa antes de salir, ¿qué dicen?

Afuera está lloviendo, ¿adentro tuyo también?

Y cuando sales, ¿cuando sales así vestida, sabes que sales a un país que está en pie? El tuyo. Y de un tiempo aquí me pregunto, nos preguntamos ¿a qué huele la justicia aquí?

- ¿Qué perfume llevas, Fabiana?


Luciana Salvador Serradell


Las costuras

Aëla Labbé

Me rasgaría la piel para poder atarte a los huesos de mi cadera.

Lo digo en serio.

Me rasgaría la piel para atarme a ti. Lo hubiese hecho aunque ahora digas, haberlo hecho. Y me pregunto, porque llevo días preguntándote, y si lo hubiese hecho te hubieses dejado atar al borde de mi cuerpo para sujetarte por mi cintura.

Atar a todo lo que tengo por debajo, debajo de esta cicatriz que nunca viste cuando me dejaste. Es que eso de rasgaría es que me la rasgué y ahora tengo una costura en la piel.

Ésta que nadie ve.
Ésta que hace que no me olvide que es mejor querer que ser querida y no poder responder.



Luciana Salvador Serradell


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