Cuando Miguel habla solo



Voy abrigarme con el último beso que me diste en octubre y de querer abrazarte, te abrazaré con la primera caricia que recuerde cada viernes, cuando cuente los días y cuando deje de hacerlo. 

Y voy a hablarte en silencio todos los lunes y los sábados. Y los martes te explicaré que te extraño cuando me levanto y los miércoles, este miércoles me siento un poco mejor. El jueves nos vamos por ahí y los viernes te invito a que pases y te quedes aquí hasta el domingo, que el domingo es raro y te quiero junto a mí.

Y voy a traerte a todos los instantes que tenemos pendientes por eso de que la vida es muy larga y aunque no estés a mi lado, te quiero siempre aquí. Aquí. Adentro. 

Bien adentro. 

En el hueco que dejó tu manera de quererme y este miedo inmenso a no tenerte. En el vacío del silencio de tu voz y este eco de recuerdos que te traen cada vez que te busco y te veo. Que te veo aquí, adentro. 

Bien adentro. 

Para que me abrigues con lo que me hubieses dicho y abrazos fuertes. Para que me digas que está todo bien. Que estás bien. Que es ley de vida. Que es natural. Que es simple. Que es así. Que no duele y que el tiempo, el tiempo no cura. El tiempo ordena.

Luciana Salvador Serradell



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