Ser o no ser

"Nena dijo la partera" cuando apenas asomó la cabeza al mundo, y como un flash multicolor a manera de flecha Indio Aristotélica - Hegeliana, una idea no cabal se colgó de la cabeza de su papá y contagiándosela también a su mamá, respondieron a la partera: "La Nena va a ser abogada".
Y así creció entre Manuales de Derecho Romano, alguna que otra historia de Kant y los 129 artículos de la Constitución como cuentito infantil antes de dormir, y a la hora de cantarle una canción: la constante repetición con melodía de fondo del Art. 14 bis. de la tan apreciada constitución.
La primer palabra que intentaron enseñarle no fue "Ajo", sino "Abooo… gada". Definitivamente estaban alucinados que su hijita sería abogada. "Que ayude a luchar por la ley"; "Una guardiana de la constitución". Pero por más paseo a tribunales los domingos por la tarde, la nena sabía que el anarquismo le vestía mejor.
Un día, como toda criatura que crece, a los 17 años tenía que anotarse en la FACU. Mamá y papá ya estaban planeando regalarle a su hija el Estudio Jurídico decorado con un escritorio de Buenos Aires Desing, y de yapa la colección completa del Código Civil y sus respectivos CDs para escucharlos por la noche según el método "Osmosis", por el cual uno durmiendo aprende los artículos de memoria.
Pero la nena retrasaba cada vez más el ponerse en marcha para anotarse en la universidad.
Una noche cualquiera, acostada en su cama meditando sobre su escencia y sintiendo la presión de sus padres por ser abogada, como cuchillos que le cortaban su ser. Sintiendo gotas de transpiración ahogando sus mas proféticos anhelos de muchachita salvaje. Se levantó de aquel reposo, se miró al espejo y se dijo: "Papá, no quiero ser abogada".
La ironía que guarda la vida es que justamente, pensaba ella, "cuando menos te conoces y más en las nubes estas, (pensando en descontrol, aprender a manejar, Los Simpsons, y sintiéndote el Master of the Universe en tu barrio, soñando con estar en un escenario ante 3.000.000.000 personas cantando, o tocando la guitarra, los toc toc, o quizás esperando que te entreguen un Oscar en Hollywood, o planeando viajar a la luna…) te preguntan: "…Vas a ser abogado como tu papá…?…", y uno medita para su interior… NO ME MOLESTEN MAS!!!!… IT'S MY LIFE!!!… y terminas respondiendo en voz alta desconociéndote a vos mismo, pero con vos muy convincente casi de Nerd: "QUIERO SER ABOGADO COMO PAPÁ…".
Tal vez ella nació para Chicago Hope o Los Médicos de Siempre y queres ser médico como tu papá porque es tu verdadera y ferviente vocación. Pero también existe la posibilidad que no sepas aún a los 17 años cual es tu vocación.
Ahora bien, si tenes 17 años, sabes restar, sumar, multiplicar y dividir con coma, y tenes una remota idea de quienes fueron los últimos tres presidentes de Argentina, y sabes que Bill Clinton no es mas presidente de U.S.A, tenes posibilidades de expandir tu mente haciendo tal vez lo que te gusta, y viviendo de ello, (siempre y cuando durante 5 años te dediques a estudiar y no a hacer zapping entre MTV, HBO y Soni).
Anda a las Universidades y averigua por "TODAS" las carreras que hay, puede ser que no sepas que exista la carrera que se acopla a tu vocación.
Quien sabe y quizás sos vos el siguiente Einstein, o encontrás una teoría que venda mas libros que la del Big Ban, o seas el próximo Jim Morrison, o Doña Petrona, o descubras vida en otros planetas, o encuentres la cura al SIDA, y quizás sea yo la próxima Stephen King (in my dreams…).
Esta nota fue publicada en Argentruchos (hace muchos años)

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